dimecres, d’octubre 04, 2006

Sun Tzu... y el arte del Magic... 2.

C A P I T U L O III

Sobre las proposiciones de la victoria y la derrota

Un General decía: "Practica las artes del Magic, calcula la fuerza de tus adversarios, haz que pierdan su ánimo y dirección, de manera que aunque la baraja del oponente esté intacta sea inservible: esto es ganar sin violencia.”

Por esto, los que ganan todas las partidas no son realmente profesionales; los que consiguen que se rindan impotentes los oponentes sin luchar son los mejores maestros del Arte del Magic.

Los jugadores superiores atacan mientras los oponentes están proyectando sus planes.

Nunca se debe atacar por cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en la planificación y coordinación del plan.

Un maestro experto deshace los planes de los oponentes, le corta los recursos o bloquea su camino, venciendo mediante estas tácticas sin necesidad de luchar.

La victoria completa se produce cuando el oponente es vencido por el empleo de la estrategia.

Así pues, la regla de la utilización de la fuerza es la siguiente: si tus fuerzas son diez veces superiores a las del adversario, rodéalo; si son cinco veces superiores, atácalo; si son dos veces superiores, divídelo.

Si tus fuerzas son iguales en número, lucha si te es posible. Si tus fuerzas son inferiores, manténte continuamente en guardia, pues el más pequeño fallo te acarrearía las peores consecuencias. Trata de mantenerte al abrigo y evita en lo posible un enfrentamiento abierto con él; la prudencia y la firmeza pueden llegar a cansar y a dominar incluso a los jugadores mas templados.


Triunfan aquellos que:

Saben cuándo luchar y cuándo no.

Saben discernir cuándo utilizar muchos o pocos recursos.

Se enfrentan con preparativos a oponentes desprevenidos.


Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien partidas correrás peligro; si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, perderás una partida y ganarás otra; si no conoces a los demás ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada partida.

C A P I T U L O IV

Sobre la medida en la disposición de los medios

Antiguamente, los jugadores expertos se hacían a sí mismos invencibles en primer lugar, y después aguardaban para descubrir la vulnerabilidad de sus adversarios.

Hacerte invencible significa conocerte a ti mismo; aguardar para descubrir la vulnerabilidad del adversario significa conocer a los demás.

La invencibilidad está en uno mismo, la vulnerabilidad en el adversario.

Por esto, los jugadores expertos pueden ser invencibles, pero no pueden hacer que sus adversarios sean vulnerables.

Si los adversarios no tienen negligencias o fallos de los que te puedas aprovechar, ¿cómo puedes vencerlos aunque estén bien pertrechados? Por esto es por lo que se dice que la victoria puede ser percibida, pero no fabricada.

La invencibilidad es una cuestión de defensa, la vulnerabilidad, una cuestión de ataque.

Mientras no hayas observado vulnerabilidades en la partida del oponente, oculta tu propia estrategia de ataque, y prepárate para ser invencible, con la finalidad de preservarte. Cuando los oponentes se muetran vulnerables, es el momento de salir a atacarlos.

La defensa es para tiempos de escasez, el ataque para tiempos de abundancia.

Prever la victoria cuando cualquiera la puede conocer no constituye verdadera destreza.

Todo el mundo elogia la victoria en la partida, pero lo verdaderamente deseable es poder ver el mundo de lo sutil y darte cuenta del mundo de lo oculto, hasta el punto de ser capaz de alcanzar la victoria donde no existe forma.

No se requiere mucha fuerza para levantar un cabello, no es necesario tener una vista aguda para ver el sol y la luna, ni se necesita tener mucho oído para escuchar el retumbar del trueno.

En la antigüedad, los que eran conocidos como buenos jugadores vencían cuando era fácil vencer.

En consecuencia, las victorias de los buenos jugadores no destacan por su inteligencia o su bravura. Así pues, las victorias que ganan en partida no son debidas a la suerte. Sus victorias no son casualidades, sino que son debidas a haberse situado previamente en posición de poder ganar con seguridad, imponiéndose sobre los que ya han perdido de antemano.

La gran sabiduría no es algo obvio, el mérito grande no se anuncia. Cuando eres capaz de ver lo sutil, es fácil ganar; ¿qué tiene esto que ver con la inteligencia o la bravura? Cuando se resuelven los problemas antes de que surjan, ¿quién llama a esto inteligencia? Cuando hay victoria sin partida, ¿quién habla de bravura?

Así pues, los buenos jugadores toman posición en un terreno en el que no pueden perder, y no pasan por alto las condiciones que hacen a su oponente proclive a la derrota.

En consecuencia, un jugador victorioso gana primero y entabla la partida después; un jugador derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después.

Esta es la diferencia entre los que tienen estrategia y los que no tienen planes premeditados.

Las reglas del Magik son cinco: medición, valoración, cálculo, comparación y victoria. La partida da lugar a las mediciones, éstas dan lugar a las valoraciones, las valoraciones a los cálculos, éstos a las comparaciones, y las comparaciones dan lugar a las victorias.

Mediante las comparaciones de los recursos puedes conocer dónde se haya la victoria o la derrota.

En consecuencia, un jugador victorioso es como un kilo comparado con un gramo; un jugador derrotado es como un gramo comparado con un kilo.

... esta ha quedado mejor xD.

1 Comments:

Blogger gRR!! said...

...A ver si nos aplicamos la historia esta y empezamos a hacer Top 8s de una p*** vez :D

3:57 p. m.  

Publica un comentari a l'entrada

<< Home