dimarts, d’octubre 10, 2006

Sun Tzu... y el arte del Magic... 4.

C A P I T U L O VI

Sobre lo lleno y lo vacío


Los buenos jugadores hacen que los adversarios vengan a ellos, y de ningún modo se dejan atraer fuera de su fortaleza.

Si haces que los adversarios vengan a ti para combatir, su fuerza estará siempre vacía. Si no sales a combatir, tu fuerza estará siempre llena. Este es el arte de vaciar a los demás y de llenarte a ti mismo.

Lo que impulsa a los adversarios a venir hacia ti por propia decisión es la perspectiva de ganar. Lo que desanima a los adversarios de ir hacia ti es la probabilidad de sufrir daños.

Cuando los adversarios están en posición favorable, debes cansarlos. Cuando están descansando, hacer que se pongan en movimiento.

Sé extremadamente sutil, discreto, hasta el punto de no tener forma. Sé completamente misterioso y confidencial, hasta el punto de ser silencioso. De esta manera podrás dirigir el destino de tus oponentes.

Para avanzar sin encontrar resistencia, arremete por sus puntos débiles. Para retirarte de manera esquiva, sé más rápido que ellos.

Las situaciones se basan en la velocidad: llega como el viento, muévete como el relámpago, y los oponentes no podrán vencerte.

Por lo tanto, cuando quieras entrar en partida, incluso si el oponente está atrincherado en una posición defensiva, no podrá evitar luchar si atacas en el lugar en el que debe acudir irremediablemente al rescate.

Cuando no quieras entrar en partida, incluso si trazas una línea en el terreno que quieres conservar, el oponente no puede combatir contigo porque le das una falsa pista.

Esto significa que cuando los oponentes toman la iniciativa, no luchas con ellos, sino que estableces un cambio estratégico para confundirlos y llenarlos de incertidumbre.

Por consiguiente, cuando induces a otros a actuar ordenadamente, mientras que tú mismo permaneces sin forma, estás concentrado, mientras que tu adversario está dividido.

Haz que los oponentes vean como extraordinario lo que es ordinario para ti; haz que vean como ordinario lo que es extraordinario para ti. Esto es inducir al oponente a efectuar una estrategia equivocada. Una vez vista la estrategia del adversario, concentras tus recursos contra él.

Así pues, cuando su ataque está preparado, su defensa es defectuosa, y cuando su defensa está preparada, su ataque presenta puntos débiles.

Cuando se dispone de pocos recursos se está a la defensiva contra el oponente, el que dispone de muchos hace que el oponente tenga que defenderse.

Cuantas más defensas induces a adoptar a tu oponente, más debilitado quedará.

Así pues, se dice que la victoria puede ser creada.

Incluso si los oponentes son poderosos, puede hacerse que no entren en combate.

Por tanto, haz tu valoración sobre ellos para averiguar sus planes, y determinar qué estrategia puede tener éxito y cuál no. Incítalos a la acción para descubrir cuál es el esquema general de sus movimientos y descansa.

Haz algo por o en contra de ellos para su atención, de manera que puedas de ellos para atraer descubrir sus hábitos de comportamiento de ataque y de defensa.

Indúcelos a adoptar estrategias específicas, para conocer sus puntos flacos.

Esto significa utilizar muchos métodos para confundir y perturbar al oponente con el objetivo de observar sus formas de respuesta hacia ti; después de haberlas observado, actúas en consecuencia, de manera que puedes saber qué clase de situaciones significan vida y cuáles significan muerte.

Pruébalos para averiguar sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Por lo tanto, el punto final de la formación de un baraja es llegar a la no forma. Cuando no tienes forma, los oponentes no pueden descubrir nada, ya que la información no puede crear una estrategia.

Una vez que no tienes forma perceptible, no dejas huellas que puedan ser seguidas, los oponentes no encuentran ninguna grieta por donde mirar y el oponente no pueden establecer ningún plan realizable.

Todo el mundo conoce la forma mediante la que resultó vencedor, pero nadie conoce la forma mediante la que aseguró la victoria.

En consecuencia, la victoria en la partida no es repetitiva, sino que adapta su forma continuamente.

Determinar los cambios apropiados, significa no repetir las estrategias previas para obtener la victoria. Para lograrla, puedo adaptarme desde el principio a cualquier estrategia que los adversarios puedan adoptar.

Las estrategias son como el agua: la naturaleza del agua es evitar lo alto e ir hacia abajo; la naturaleza de la baraja es evitar lo lleno y atacar lo vacío; el flujo del agua está determinado por la tierra; la victoria viene determinada por el adversario.

Así pues, una baraja no tiene formación constante, lo mismo que el agua no tiene forma constante: se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose según el oponente.